martes, 15 de octubre de 2013

A veces

A veces me pregunto quién me acompaña, quien está conmigo en este manicomio, con quien comparto la sala de estar, los pasillos y el patio de juegos. A veces creo que lo único que nos diferencia son nuestras ropas. Con o sin bata blanca, con camisa de fuerza o sin ella, de traje y corbata o con mameluco. Son formas que utilizan para decirnos de cual lado de la reja estamos. Adentro o afuera. No quiero estar adentro, pero le temo a la libertada domesticada de los que están afuera. Sin embargo, a veces me pregunto “¿qué se siente no estar solo?” ¡Ojo! Tampoco quiero estar acompañado, para sentirme solo entre todos. No quiero ser ni abeja, ni hormiga, ni mono, quiero ser un hombre que está al lado de hombres. A veces, no sé, me da por preguntarme. A veces no quiero la respuesta. A veces miro para ver quién me acompaña, quien está conmigo en este manicomio. A veces cierro los ojos, porque no soporto ver tanta soledad entre tantos cuerpos. A veces, sólo a veces.