Visitar París con la memoria es
mucho más triste que nunca haber ido. Recuerdo el caminar por sus calles
contemplando sus edificios y paisajes. Recuerdo tu vestido azul, recuerdo tu
sonrisa, te recuerdo perfectamente perfecta. Recuerdo cada detalle como si
fuera una fotografía o mejor aun como una película. Pero, hay algo que siempre
recordaré especialmente que es esa tarde de lluvia, y yo con mi cara cómica
esperándote en el andén del tren viendo a la muchedumbre ir y venir. Recuerdo haber estado en París muchas veces,
pero no recuerdo que tomaras ese tren.