Esta es la historia de un bache de la calle 25 de Mayo de
una ciudad cualquiera en un país cualquiera en donde cualquier lugar tiene su
calle 25 de Mayo. Este bache estaba en su lugar de origen impidiendo el buen transitar todas las mañanas en horario
pico. Le encantaban las tardes de lluvia en donde se sentía divertido y alegre
al ver pasar las jovencitas en sus uniformes impecables y al menor descuido, si
previo aviso, salpicarlas con barro. Reía a carcajadas con su juego. Todos los días
de su vida se divertía molestando a las personas hasta que los encargados del
mantenimiento de las calles decidieron ponerle fin al asunto. Lo taparon con una
gruesa capa de arena y luego el espeso alquitrán. Así, el transito funcionaba
con normalidad y las jovencitas no volverían a ser mojadas; y la calle 25 de
Mayo de una ciudad cualquiera en un país cualquiera en donde cualquier lugar
tiene su calle 25 de Mayo, pasó a ser una calle cualquiera, sin un bache
cualquiera.
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