miércoles, 29 de septiembre de 2010

El Relato de Hoy

Un misterioso hombre, sentado en una taberna al lado de la chimenea sostiene una jarra de cerveza, y reúne a un grupo de niños a su alrededor, y les dice: silencio, solamente escuchen lo que tengo para contarles…

Recuerdo muy claramente ver al grupo de aventureros, juntos, ahí reunidos, sentados en una mesa de la taberna local, tomando cerveza, comiendo, hablando, y algunos hasta fanfarroneando sobre sus hazañas; que a decir verdad eran bastante penosas para los oídos de la gente que sin querer escuchaba la charla.

No recuerdo bien si eran amigos o estaban en eso, pero aparentaban conocerse. En realidad ellos ya estaban ahí cuando yo llegué. Me senté algo cerca, pero no mucho para no incomodar, y para no levantar sospecha. Pedí algo que beber, cerveza o vino me ofreció la tabernera. Siempre desconfié del vino, no se porque, pedí cerveza.

El grupo o mejor los aventureros, como los llamare de ahora en mas, eran singulares. No, mas bien raros. Si, raros es la palabra perfecta. A ver ¿a caso alguno de ustedes vio alguna vez a una pareja de humanos, un mediano, un elfo y un semiorco viajando juntos? La verdad lo dudo, bueno al menos yo nunca lo vi. En mi pueblo no pasan esas cosas todos los días. Bueno, también debo admitir que soy una persona curiosa por naturaleza.

La cuestión es que yo estaba ahí, escuchándolos, mirándolos, observándolos, cauteloso, casi podría decir que estaba sin estar, así casi invisible; con aire ausente y despreocupado pero en realidad no había persona mas atenta en el lugar que yo.

Entonces entran unos guardias y se dirigen directamente a su mesa, mientras por mi mente se me cruzaba la idea de que ellos eran unos criminales o tal vez fugitivos. Pero me quede ahí quieto a la expectativa de lo que pasara. No pude escuchar muy bien la conversación ya que de pronto el bullicio se hizo muy molesto, pero recuerdo las palabras: capitán, bosque, y oro. Creo que eso fue más que suficiente para darme cuenta de que no eran criminales sino aventureros o tal vez caza recompensas.

Ellos discutieron un momento con el guardia, luego pagaron y se fueron junto a ellos. Los seguí, sin que se dieran cuenta de mi presencia. Llegaron al cuartel de la guardia de la ciudad. No podía entrar, mi curiosidad me mataba, por mi mente rondaban las más siniestras ideas. ¿Que irían a hacer en un bosque por oro? ¿Acaso era un asesinato? De ser así ¿A quien matarían? Mi mente no soportaba tantas preguntas, busque calma. Al tiempo salieron, algo contentos otros un tanto preocupados.

Comenzaron a buscar gente decían que querían mano de obra para cortar leña y apagar un incendio, me ofrecí a trabajar con ellos, era la mejor forma de saber que es lo que sucedía. La humana, quien tenia un aspecto muy extraño, nos explico que nos necesitaba para cortar unos arboles y cavar una zanja para evitar que un incendio se expandiera. Yo pensaba que era mucho lio para un simple incendio, me cuestionaba el porque los habían llamado, todo era muy sospechoso, y estaba ahí para vivirlo, para verlo.

Preparamos todo para partir, ellos viajarían a caballo, nosotros éramos veinte y viajaríamos en carretas, en las cuales habían varios barriles supongo que para poner agua para apagar el incendio. Pero lo que me sorprendió era que el elfo estaba parado, solo, mientras nosotros nos íbamos. De repente de su capa azulada se forman unas alas y comienza a aletear, yo estaba absorto como tantos otros que me seguían, y se elevaba por encima de nosotros. Y fue así que por cielo y tierra nos dirigíamos hacia el bosque.

A lo lejos se veían unas columnas de humo. Sabíamos que el momento para trabajar llegaría pronto, mientras en mi mente seguía fija la idea de saber hacia donde llevaba todo esto. La intriga y el misterio eran por ratos mitigados por la idea de un simple incendio, y era ahí en donde moría mi curiosidad. Sin embargo, seguí.

Al llegar nos dimos cuenta de que no era un gran incendio, sino más bien líneas en el mismo bosque, como marcando senderos en donde hubo fuego, pero para nuestro arribo solo vimos brazas. Nos ordenaron apagar esos senderos. Mientras ellos investigaban.

Algo que me llamo poderosamente la atención fue que en los arboles habían unas cosas como capullos. Había varios de estos esparcidos por todo el bosque. Mientras mis compañeros apagaban los senderos, yo me escabullía para poder observar más de cerca al grupo de aventureros.

Ellos veían de cerca a estos capullos, lo estaban examinando muy cuidadosamente. A nuestro alrededor cerca del centro del bosque o de la parte de bosque en la que estábamos, habían una niebla que se espesaba hacia el centro. No era normal, me parecía de naturaleza extraña, muy pesada y su aparente concentración hacia el centro. Algo andaba mal.

La humana revisaba muy meticulosamente uno de los capullos mientras el resto observaba a su alrededor. De repente, entre la neblina unas siniestras bestias aparecieron. Tenían el tamaño de un sabueso de caza pero con sus cuerpos descompuestos, casi diría que esos animales estaban muertos si no fuera que los veía jadear y correr hacia su presa. De sus ojos brotaba una luz verde pálida que resplandecía endemoniadamente ante su feroz carga.

El primero en llegar ataco al humano, quien de un movimiento muy hábil lo esquivo. El mediano se escabullo a una increíble velocidad entre la maleza en busca de cobertura. Luego se posiciono dispuesto dispar con su ballesta. La humana se preparo para el combate mientras que el semiorco emitió un feroz grito de batalla preparándose para enfrentarlos. Un virote surco la maleza para asestar en el costado izquierdo de la bestia que atacaba al humano; mientras este intentaba atacar pero no podía ya que su objetivo se movía con gran rapidez. La segunda bestia en llegar asesto un golpe al semiorco mordiendo su pierna, quien en un brutal movimiento logro sacársela de encima para luego golpearla con su gran hacha. La bestia tambaleo un poco pero no pudo ser abatida. El elfo que sobrevolaba la zona, descendió un poco y levantando una especie de amuleto comenzó a orar. De pronto de ese místico objeto surgió una luz blanquecina y las bestias detuvieron su ataque, y se retorcían como si desde sus entrañas las estuvieran estrangulando, poco mas sucedió luego, ya que las bestias cayeron muertas, aun mas muertas.

Después de que ellos examinaran los putrefactos cadáveres, se dirigieron hacia el centro de la espesa niebla. Un dilema surgía de mi mente, entre seguirlos o escapar y tratar de estar a salvo. Pero no podía quedarme ahí ya había arriesgado mucho como para no seguir. Me escabullí a sus espaldas los seguí con a una corta distancia para ver bien que sucedía.

La niebla se espesaba cada vez más y en el centro se podía divisar a una figura humanoide. De repente esa peculiar figura se percata de su presencia y de su cuerpo brotan miles de espinas disparadas hacia los aventureros, unos logran esquivarlas con gran habilidad pero el guerrero no puede hacerlo y una de ellas se le incrusta en la pierna. Mientras esta figura levanta sus brazos y de su espalda se encienden llamas formando unas alas. Ni siquiera el más valiente guerrero osaría a atacar a aquella demoniaca figura. Y con esas alas comienza a volar alejándose de la niebla en su espesura. Los aventureros ya recuperados del sobresalto del ataque sorpresa, rodean la niebla a gran velocidad para no perderle pisada a esa siniestra figura.

Lo alcanzaron al rodear la niebla. Ahora se podía divisar bien a aquel siniestro. Era un humano, o al menos tenía su aspecto. Volaba con soltura y magnificencia con aquellas alas dotadas de mal. Los aventureros se dispusieron a atacarlo, primero el mediano, tomo una posición segura para poder asestar un golpe mortal con su ballesta, los demás sacaron sus armas a distancia. EL elfo, ahora en el suelo, recito unas palabras y dirigió su arma hacia su enemigo, mientras la humana realizo lo mismo, aunque sus palabras eran distorsionadas e incomprensibles. De la punta de los dedos de la humana salió un poderoso rayo que impacta con ferocidad en el enemigo. Este se sacude, sintiendo el dolor pero no logran ahuyentarlo y derribarlo. Creo, en lo personal, que el elfo falló en invocar su conjuro, o tal vez solamente lo habrá insultado en elfico, la verdad no sé.

Seguidamente el enemigo volvió a atacar con sus mortales espinas, pero esta vez al grupo que estaba con las armas a distancia. El semiorco recibió varios de esos disparos pero no parecía sentir dolor. Era como si su mueca de odio estuviera inmovilizada. En unos feroces gritos, el semiorco apunta su arco y dispara, el humano y el mediano deciden hacer lo mismo. Una ráfaga de flechas le llovía sobre el demoniaco ser quien logra esquivar algunas y otras lo impactaron sin causarle grandes daños. Luego de hacer unas piruetas simples, pero eficaces a la hora de esquivar los disparos, y vuelve a atacar con sus espinas pero esta vez sobre la humana y el elfo. La humana con soltura y delicadeza, solamente igualada por su belleza, logra esquivar los disparos si ningún percance. Mientras que el elfo, vuelve a recitar sus palabras y recibe varios impactos en su pecho. Sin embargo parece que esta vez el enemigo si resulto afectado por sus palabras, ya que el enemigo, se toma la cara y grita con un horror indescriptible.

De pronto, se intenta alejar, volar lejos, pero no puede hacerlo a gran velocidad, mientras las flechas continuaban lloviéndole. Impacto tras impacto, el ser estaba a merced de los disparos al parecer incapaz de ver donde estaban sus enemigos, disparaba sus espinas a cualquier lado, si lograr asestar a ninguno de los aventureros. Derrotado y sin salida desciende unos metros delante del grupo, mientras el semiorco y el humano, cargan a su encuentro decididos a acabar con él. Golpean a su oponente con ferocidad y sin misericordia ante su incapacidad de defenderse y este cae, sucumbe ante la voluntad de los valerosos aventureros.

La niebla logra disiparse, y el gran incendio no eran más que senderos por el bosque ahora ya hechos cenizas inertes incapaces de consumir más vegetación.

Eso es lo que sucedió aquel día de misterio e incertidumbre, concluye el misterioso hombre mientras se levanta de su silla, termina el último trago de su cerveza y se aleja de la taberna. Los maravillados niños que escuchaban su relato esperan volver a escuchar más de esos misteriosos aventureros, contemplaban silenciosamente su retirada.

Fin


5 comentarios:

eduardo (el enano) dijo...

muy bueno!!! los niños no son los únicos que se quedaron con ansias de escuchar mas.
Aunque es mejor vividlo, no?

Fernando Pacheco dijo...

Gracias por el coment enano! XD y recien empiezo con los relatos este es un experimento vemos que pasa mas adelante con la escritura XD

Anónimo dijo...

XD tipo culliyo ese que le interesa la vida de los demas que se meta en sus asuntos jajaja

aguante el mediano!!!

Fernando Pacheco dijo...

El mediano la tiene adentro!!! jajajaja
La idea del tipo de narrador es un poco mas compleja pero gracias por tu tiempo. Suerte capo!

Gopal Doyle dijo...

Me parece una idea diferente y buenísima! Seguí escribiendo los módulos, es bueno leerlos después de tanto tiempo y tener acceso a detalles olvidados... Por ejemplo, quién era yo? La humana? Esa era Alysan?